Por los discursos orientalistas, domina en Occidente un estereotipo generalizador de que el mundo árabe es homogéneo. El presente artículo se proyecta para negar empíricamente esta banalidad. Para ello, se analizan profundas divergencias socioculturales y, más bien, antropológicas entre sus colectividades, que en gran medida persisten como secuelas de colonialidad o son debidas a distintas políticas coloniales. Para ello, se analiza la interferencia colonial en los usos y las conductas sociales, así como en los tratamientos y extranjerismos en el lenguaje, que son síntomas residuales y crónicos de colonialidad. Esto se compara con otras prácticas que se muestran resistentes a las interferencias extranjeras y que se conservan como esquemas relacionados íntimamente desde la identidad cognitiva hacia la colectiva. Para ello, se analizan usos urbanos, filológicos, protocolos, ritos sociales y demás factores de interferencia en la identidad, pertenencia y conducta de los individuos. La referencia a estos se mantiene siempre neutral como grupos, individuos o colectividades, y se evita el uso de sustantivos como sociedades o comunidades, ya que, parcialmente, se les niega esta categoría jurídica. Con esto, se intenta subrayar el laberinto identitario y de pertenencia en el que se encuentran inmersas las masas de población, y se toman tres ejemplos principales de muestra: Egipto, Iraq y Siria.