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La OTAN ya se suponía estar prevenida de la pandemia actual hace una década, y exactamente apuntada para el 2020. El documento de análisis y recomendaciones del grupo de expertos difundido el 17 de mayo 2010 para la formación del concepto estratégico 2020 ya venía advirtiendo de los desafíos a los que se enfrentaría la siguiente década, el sexto de ellos literalmente decía:
«Cambios demográficos que pueden ser agravados por problemas de pobreza global, hambre, inmigración ilegal, y enfermedades pandémicas»
(OTAN, p. 13,)
¿Qué más advertencia cabría esperar para no estar prevenido? De no estarlo, o ignorar la advertencia ya es una negligencia. Coincide además con lo que expertos del Banco Mundial advierten hoy de un significativo aumento de la pobreza mundial a causa del CODIV-19, que el 8% de la población mundial, unos quinientos millones de personas pudieran retroceder a los niveles de la pobreza del 1998. Es decir, que ya nos vamos olvidando de los ODSs 2030 para un par de siglos.
Por su parte, la estrategia nacional de seguridad estadounidense del 2017 venía marcando como prioridad trabajar junto con otras naciones para «detectar, mitigar, y prevenir tempranamente brotes pandémicos» (US-NSS, p. 9). Sin embargo, y a pesar de tenerlo estipulado como tal en el plan estratégico, la imprevisible administración americana, por medio de una medida de 140 caracteres, ordenó el cierre del programa de alerta temprana de enfermedades pandémicas de la USAID, justo en septiembre 2019. Redujo, además de 47 a 14 el personal de la oficina federal de prevención de enfermedades, CDC en sus siglas en Inglés, emplazados en China, dejándola en mera representación simbólica y protocolaria.
Parecen bastantes indicios de estar prevenidos, pues los veteranos republicanos del congreso estadounidense la crisis les cogió prevenidos. En febrero el senador Richard Burr y tres otros de su partido vendieron la totalidad de sus acciones por cientos de millones de dólares, en prevención de lo que pudiera ser la expansión de la pandemia para los mercados financieros. Un movimiento ciertamente prohibido por la normativa bursátil, sin embargo, así fue.
Aquello pasaba al mismo tiempo cuando el secretario de estado Pompeo, aprovechaba la conferencia de Múnich para cargar contra China por sus disputas por el sur del mar de China que tanto molesta a las costas californianas, y por el dominio de Huawei, que sí resta competencia a su marca, Appel. Es decir, en pleno auge de la pandemia mundial, mientras los veteranos de su partido se deshacían de sus acciones en los mercados, su única preocupación en el foro de Múnich era esa cortina de humo cargando contra China por otros asuntos.
Ahora, la pregunta que surge sobre que la comunidad de Inteligencia americana que se ha propuesto a reunir pruebas contra China por sus responsabilidades por la expansión de la pandemia, y además el mismo Pompeo quien en febrero mientras los veteranos de su partido se preocupaban por deshacerse de sus acciones, sólo le preocupaba la situación en el mar del sur de China, ahora pide que se una el mundo contra China para que pague por los daños por su gestión de la pandemia. ¿A caso era sorpresa la pandemia para la OTAN y los estrategas de la Comunidad de inteligencia? ¿O quizás sus becarios acaban de tomar sus posesiones, y no les dio tiempo revisar las prevenciones anteriores?