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Resumen. La enseñanza de la religión islámica en los países propiamente islámicos no es referida como tal, sino apenas es limitada a la enseñanza de los textos sagrados, los relatos proféticos, y los protocolos de su tratamiento, sin más. No obstante la ingeniería pretendida de enseñar la religión islámica en la escuela pública en España no es más que otro artífice de la oligarquía de las ideologías expulsadas por las escuelas ideológicas que se postularon en Europa como perseguidos, parasitando el buen plácido de los sistemas europeos.
Confesar o simpatizar el Islam en España es una ratonera más que cognitiva, político – mercantilista. Pues las personas que confiesan esta fe están más que supeditados a distintas influencias, vendidos por los propios poderes públicos a otros poderes opacos, que en muchos casos de maliciosa proyección. Por un lado los gobiernos de los países islámicos quienes alegan su patriarcado ecuménico sobre cualquier musulmán encima o incluso bajo tierra, sin serle nacional, ni reconocer su pertinencia a ello, y por otro, el acogimiento en tierras europeas de ideología extravagantes expulsada de los países islámicos, bajo el mal uso de la protección internacional y el refugio, convirtiendo a Europa en tierras de extremismo y extravagancias. Además estos mismos acogidos en Europa, expulsados por los poderes orgánicos del Islam, se convirtieron en un lobby reforzado con fundos públicos y se autopostulan la representación de los demás musulmanes sin que nadie les confiriese dicha representación. Basta con recordar que la dichosa comisión islámica de España, desde su creación en 1992, no celebró ningunas elecciones, ni convocó ningún mecanismo de democracia representativa de ningún tipo, fue un auto-postulado, revestido con el bien plácido del Estado quien abrigó a unos individuos la figura pública, convirtiéndoles en órgano de representación, sirviendo de mejor ejemplo y de monopolio del poder, y feudo de autocracia.
La reciente noticia que se acaba de difundir sobre la propuesta de la Generalidad de Cataluña de incluir la religión Islámica en el currículum educativo es una catástrofe sin precedentes desde los acontecimientos del siglo XVI en España, y por los siguientes motivos:
Primero. En cuanto al contenido.
La educación de la religión islámica en los países islámicos, actualmente apenas se limita a la enseñanza de los textos sagrados, y alguna selección mínima de los relatos proféticos. Es decir, no es una enseñanza doctrinal religiosa, ni adoctrinamiento dogmático como tal, sino apenas se ofrece a los alumnos una introducción de cómo manejar el uso de los textos sagrados, uso protocolario, y una obligación mínima de memorizar unos textos, que normalmente no superan la última parte del Qurán, de unas 15 páginas durante toda la carrera escolar, pre-universitaria. Es decir, en todas las etapas escolares, como máximo los escolares en los países musulmanes apenas cuando llegan a la universidad se habrían memorizado un total de 15 páginas, más un total de cuarenta relatos proféticos, eso como máximo en el más exigente de los casos.
Sin embargo, hoy en España, la oligarquía autoproclamada se ha propuesto a adoctrinar los escolares con un currículum educativo ajeno totalmente a los textos sagrados, y enfocado en una enseñanza dogmática, ideológica acorde con su propia proyección escolástica minoritaria, o más bien excluida de toda la doctrina del Islam ortodoxo – estatalista de los estados musulmanes. Es decir, y en pocas palabras una propuesta hecha por los autoproclamados hermanos musulmanes, prohibidos en todo el mundo islámico, y bien-recibidos en Europa. Por consiguiente se propone una enseñanza de adoctrinamiento muy ajena al Islam y sus textos, sujeta al libre albedrío subjetivo de un sector minoritario de la escolástica islámica.
Segundo. En cuanto a los sujetos.
En los países islámicos la enseñanza de la religión en la escuela pública es confiada a docentes miembros de la carrera educativa, graduados con magisterio específico para ello. Es decir, ni son clérigos legos, ni son ajenos a la carrera educativa, ya que realmente no realizan tareas de adoctrinamiento como hemos dicho, sino se proponen con un currículum muy tasado educativamente, y limitado a la enseñanza de textos estancos sin contaminación doctrinal, ni opiniones subjetivas.
Sin embargo, ahora en España, primero este cuerpo no existe, ya que el currículum formativo de las carreras de magisterio no incluye esa proyección, segundo la oligarquía islámica en España reclama eso con la intencionalidad de introducirse ellos mismos como maestros de adoctrinamiento de las generaciones. O bien, a su vez, alguna universidad privada, legada a conocidos sectores de la iglesia católica ahora se propone a ofrecer curso formativos para esa titulación. Es decir, algo como si el Azhar de Egipto formase a los maestros coptos, o a los jesuitas o maronitas del Líbano, algo como una barbaridad inadmisible de todo orden, sin embargo, ese chiste, malo, está ahora mismo pasando en España.
Tres. En cuanto al idioma.
En los países musulmanes no árabes, es decir, desde Turquía hasta Malasia, y que suponen más del 80% de los musulmanes del mundo, la enseñanza del Islam es la ventana de acceso de los escolares a la lengua árabe, a pesar de que el árabe no es feudo del Islam. Pues en la Iglesia Católica, desde el concilio de Viena de 1311 incluyó al árabe como lengua sacra para el estudio hermenéutico de la cristiandad. Dado que el árabe, además de ser previo al Islam, es lengua genuina tanto de la cristiandad como del judaísmo. Pues como lengua abarca mucho más trasfondo cultural que una religión concreta. Suma a ello, en España existen árabes cristianos y judíos, que se interesan por educar a sus hijos con la lengua árabe, muy ajenamente a la ideología islámica, eso si olvidar la relación histórica de España su lengua y cultura con la lengua árabe, muy ajenamente, repito, a la religión. Pues árabe hablaban todos y del árabe desciende rico vocabulario hispánico mucho más amplio y profundo que el latín, sin olvidar también de que el árabe es además del inglés, francés, ruso y chino, junto al español, una lengua oficial de la ONU.
Por su parte, la Convención Universal sobre el Derecho del Niño de 1989, establece en su apartado tercero del artículo 29 que la educación del niño deberá estar encaminada a
«inculcar al niño el respeto de sus padres, de su propia identidad cultural, de su idioma y sus valores, de los valores nacionales del país en que vive, del país de que sea originario y de las civilizaciones distintas de la suya».
Art. 29.1.C CUDN
Además de ello, establece su siguiente artículo 30 que
«En los Estados en que existan minorías étnicas, religiosas o lingüísticas o personas de origen indígena, no se negará a un niño que pertenezca a tales minorías o que sea indígena el derecho que le corresponde, en común con los demás miembros de su grupo, a tener su propia vida cultural, a profesar y practicar su propia religión, o a emplear su propio idioma».
Art. 30 CUDN
Estas afirmaciones darían lugar a reabrir la asignatura pendiente de España con Ceuta y Melilla, cuyos nativos son extirpados de su identidad, y privados de la enseñanza en su lengua nativa, hecho que representa el constante ejemplo, además del incumplimiento estatal de las obligaciones del Estado, la inercia socio – educativa de los nativos y su marginación cultural al inculcarles esa esquizofrenia identitaria y discriminación premeditada por el sistema educativo público.
Eso sin hablar aún de la generalidad que debería suponer el sistema educativo, pues enseñar una lengua es de libre acceso para todos. Pueden optar por ello los legados a esa lengua por vínculos personales como cualquier otros. Basta con mencionar que la Princesa de Asturias actualmente está aprendiendo el Árabe. Aprender un idioma sería un enriquecimiento del currículum escolar y la oferta educativa para todos los escolares, y con muchas más repercusiones educativas trasversales que lo que supone el adoctrinamiento religioso de una religión, o supuesta religión, como se está proponiendo. Entonces ¿Cuál sería más conveniente, ofrecer el árabe como lengua, o imponer el adoctrinamiento oligárquico como religión?
Una reflexión muy acertada. Toda religión debe estar fuera de las escuelas. La introducción de la educación islámica no es más que un instrumento del islamismo político para influenciar y controlar a la población de fe musulmana. El islamismo es un fascismo que usa la religión como tapadera.
Yo creo personalmente que las religiones pueden residir en las escuelas, además no sólo las católica, islámica y evangélica como se oferta en el sistema educativo, sino creo que además deberían ofertarse la religión ortodoxa, y la religión judía como las mayores religiones de la cultura occidental que son.
Opino además que se debería ofertar el arte religioso, el lenguaje religioso y la moral distinguiendolos de las asignaturas religiosas para que nadie se sienta obligado a poner a sus hijos en clase de relgiion(la que sea) por el hecho de que son las unicas asignaturas en las que se enseña una moral sana
¿Moral sana? De ahí empezamos con un prejuicio de imponer una verdad, y excluir a otra. No digo propiamente que la enseñanza en sí es puramente objetiva. Pues tanto en historia, como hasta en biología existe gran adoctrinamiento, saneamiento de la historia y adoctrinamiento de la mente, y la memoria, es decir, lavado de cerebro. Eso es indiscutible. Pero enseñar una ideología religiosa es un perspectivo sobre el que imposible que dos se pongan de acuerdo, porque, volvamos a lo mismo, sanar uno a costa de excluir a otro. Es decir, como lo dijo “la verdad os hace libres”, ¿pero qué verdad, y qué libertad?
O enseñan, como decía, textos estancos, es decir, lectura de textos sagrados como tal, o sino, la moral es una función de la familia, de apropiarse de ella el Estado, estaremos ante una invasión de la estructura familiar, la propia identidad, y la vida privada, que deberían seriamente protegerse y aislarse de la esfera pública, y de la intervención del Estado.
He aquí una particularidad, al referirse a textos sagrados a los evangelios que es la más falacia que puede existir. Pues lo que se mencionan como tal no son sino obra de traductores, parafraseados por intérpretes, y muchas veces por interpretación capitalizada. Es decir, la actual versión de reina Valeria de la biblia española, es traducción del griego y del latín, pero los textos sagrados realmente no fueron escritos en ninguna de estas lenguas, pues ni Cristo era griego, ni Moisés hablaba latín. Los textos sagrados eran principalmente hebreros y arameos, por tanto es una traducción de traducción de traducción, una capitalización de parafraseo, imposible admitir llamarlos sagrados. Además la iglesia católica tiene canonizada su ideología por la catequesis como un corpus codificado, uniforme que marque el cauce ideológico; similarmente sería el judaísmo por el Talmut, pero eso no existe en las demás religiones. Por tanto no podemos aplicar la metodología de la enseñanza de unos a otros, generalizando la perspectiva, sería un caos, y es precisamente lo que se está pretendiendo hacer y proyectar, el caos.